

Artista venezolano rescata la fuerza visual de la obra marginal de Bispo do Rosario
Escrito por: Tomado de Internet
El artista venezolano Javier Téllez siempre se ha interesado en los discursos del límite, sobre todo los construidos en la locura como la marginalidad por excelencia. Así se explica su afinidad electiva con el brasileño Arthur Bispo do Rosario, sobre quien realizó el primer estudio en español en el libro Atlas.
El creador explicó a La Jornada que como artista le atrae trabajar con personas que han sido diagnosticadas con alguna enfermedad mental; es importante entendernos para comprender al otro, ése que se expresa desde lo que se podría considerar sinrazón o patología, lo que hemos excluido y que, al hacerlo, eso mismo nos excluye.
El volumen será presentado mañana en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, y el 24 del mismo mes, a las 18 horas, en la nueva sede del Instituto Guimarães Rosa, en la Ciudad de México.
Téllez (Valencia, Venezuela, 1969) reconoció que considera su trabajo artístico e intelectual un intento de construir puentes a esos lenguajes que han sido excluidos en el Occidente.
El también cineasta calificó la obra de Bispo do Rosario de monumental, de la cual se conservan casi mil objetos, y cuya totalidad podría ser concebida como una sola obra: todos tienen el propósito de construirse o declararse como una reproducción del mundo.
Una revelación divina
Arthur Bispo do Rosario (1911-1989), quien padecía esquizofrenia paranoide, compartió que tuvo una revelación alrededor de sus 30 años, que lo llevó a elegir una vida espiritual, y fue confinado a un hospital siquiátrico, en la que, dijo, Dios y sus enviados le pidieron que hiciera una especie de arca de Noé en preparación al juicio final, y para ello acumuló datos, memorias de personas y objetos.
El autor afirmó que Bispo do Rosario recreó el mundo con lo que tenía a su alcance: los mismos objetos que coleccionó y encontró en el vertedero de basura del hospital o cambió con otros pacientes y que reflejaban la vida del siquiátrico, donde transcurrió su existencia. También transformó objetos cubriéndolos con hilo que sacaba de los uniformes del hospital.
Así hizo una obra descomunal, muy poética, de gran fuerza visual, gran ingenio, porque Bispo no tuvo ninguna educación artística. Fue prácticamente analfabeto, miembro de la Marina y boxeador. Simplemente sobrevivía. El arte es una herramienta fundamental de supervivencia en el mundo de la enfermedad mental.
Téllez agregó que Arthur Bispo no se asumió como artista, pero describía y consideraba sus creaciones obras; también pensaba en la exhibición, de alguna manera, pero en una especie de desfile. Muchas de las piezas, por ejemplo, los estandartes, están realizados para que formaran parte de una procesión que ocurriría el día del juicio final, por eso tienen soportes. Él trabajaba con constantes del arte popular de Brasil en combinación con el arte occidental.
Discurso lúdico
El brasileño persigue la creación de un lenguaje propio y que puede ser definido como marginal, que nace fuera de una tradición definida por una educación artística, un canon; que se genera desde sí mismo, que busca sus propios medios y no repite otros. Muchas veces nace en el contexto de los hospitales siquiátricos y las prisiones, desde la marginalidad por exclusión, discriminación o problemas de clase social. No debe ser confundido con el arte popular, que es en sí una tradición, comentó el venezolano.
Téllez hace homenaje a la manera en que Bispo do Rosario organizaba el conocimiento y escribe su libro como un atlas. Él hacía listas alfabéticas, creaba mapas, acumulaba objetos, miniaturas. Me hizo pensar en la idea de que el creador está intentando un nuevo atlas del mundo.
El volumen se organiza como un diccionario a partir de 64 palabras, mismo número de casillas en un ajedrez. Bispo do Rosario gustaba de ese juego y creó varios tableros de ajedrez.
Javier Téllez comentó que la obra de Bispo do Rosario se halla a la mitad del camino entre el discurso lúdico, incluso de la memoria de la infancia, como juguetes, parques de diversiones, tiovivos y un mundo religioso, el de la comunicación con Dios, que no ocurre a partir de la imagen, sino del texto, entre un juego y un texto religioso o espiritual.
Arthur Bispo do Rosario, Atlas “se organiza en 64 casillas. Cuando se lee el libro, siempre hay un salto entre una casilla a la otra porque las palabras del texto que están marcadas en azul son las mismas que vas a encontrar a lo largo del libro. La lectura se organiza de dos maneras: una es leer de la A a la Z y la otra empezar a leer con la A e ir saltando las casillas, un poco a la manera de Julio Cortázar en Rayuela”.
Javier Téllez celebró la participación en el libro de Álvaro Sotillo, leyenda del diseño en Venezuela, y describió el título como saldar la deuda a la experiencia de su primer contacto con la obra de Bispo do Rosario, cuando incluso se puso la manta creada por el brasileño. Una experiencia realmente inolvidable que no puedo describir en palabras.
https://www.jornada.com.mx/noticia/2025/07/07/cultura/artista-venezolano-rescata-la-fuerza-visual-de-la-obra-marginal-de-bispo-do-rosario