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Accidentes provocan nuevo cierre en la carretera Ímuris–Cananea y reavivan reclamos por inseguridad carretera
Escrito por: Martha Chávez
Cananea, Sonora, a 22 de diciembre de 2025.- Una vez más, la carretera Ímuris–Cananea se convirtió en escenario de un accidente protagonizado por un camión cisterna en el kilómetro 145 que derivó en el cierre total de la vía durante aproximadamente seis horas.
La movilidad regional que se vio afectada por el percance del pasado sábado 20 de diciembre, aumentó la indignación ciudadana tras la afectación a decenas de automovilistas, quienes emitieron su queja por la falta de supervisión a los choferes de unidades de carga pesada.
Aunque el incidente no dejó víctimas mortales, el bloqueo evidenció nuevamente la vulnerabilidad de esta ruta, considerada por usuarios y habitantes como una de las más peligrosas del estado debido a su alta siniestralidad.
El hecho cobra mayor relevancia al ocurrir en un momento en que Cananea se mantiene en la agenda nacional tras el reciente acuerdo con los mineros de la Sección 65, anunciado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, lo que ha generado expectativas de mayor atención federal para la región.
Para quienes transitan de manera habitual por este tramo, el accidente no representa un caso aislado, sino parte de una problemática recurrente que continúa poniendo en riesgo vidas humanas.
Blanca Sánchez García, usuaria frecuente de la carretera, señaló que la carretera Ímuris–Cananea se ha convertido en un conflicto constante sin soluciones visibles, donde los accidentes se repiten sin que se perciban acciones concretas por parte de las autoridades.
En el mismo sentido, Jorge Luis Velázquez Escalante cuestionó cuántas tragedias más serán necesarias para que se atienda de fondo esta situación.
La percepción de abandono se acentúa al comparar este tramo con otras carreteras modernizadas en Sonora, mientras que la Ímuris–Cananea permanece rezagada pese a su importancia estratégica para el transporte, la economía y la conectividad social del norte del estado.
A las deficientes condiciones del asfalto se suman las malas prácticas al volante de algunos choferes de transporte de carga pesada y autobuses.
Ciudadanos denuncian que estas unidades circulan con frecuencia a exceso de velocidad, utilizan doble remolque en zonas serranas, invaden carriles en curvas peligrosas y operan sin una supervisión efectiva.
La falta de revisiones mecánicas estrictas, así como la escasa vigilancia federal, permiten que estas conductas persistan, incrementando el riesgo para conductores particulares y familias que dependen de esta carretera.
La exigencia social apunta a una fiscalización más rigurosa que obligue al transporte pesado a cumplir con los límites de seguridad y priorice la vida humana por encima de los intereses comerciales.





