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El incendio del Ronquillo: la noche que cambió el rostro de Cananea
Escrito por: Martha Chávez
Cananea, Sonora; a 08 de noviembre de 2025.- Cananea Vieja era un lugar lleno de vida, de música, de aromas y de elegancia en sus calles, relata el reconocido locutor e investigador local Isauro Jerez Rochín, al rememorar para ElMineral.com.mx uno de los episodios más trágicos y determinantes en la historia del municipio hace cien años.
El incendio del barrio El Ronquillo, ocurrido el 20 de abril de 1925, transformó para siempre la fisonomía de Cananea.
Jerez Rochín describe cómo en aquel tiempo las calles de madera y comercios recordaban a los antiguos pueblos mineros de Arizona.
Su calle principal albergaba casas, tiendas y fondas, muchas de ellas con el nombre de sus propietarias, mientras que en los alrededores se levantaban carpas donde vivían trabajadores solteros y eventuales.
Entre los establecimientos más representativos, destaca una herbolaria cercana al puente, propiedad de un señor de apellido Ortega, que ofrecía una extensa variedad de plantas medicinales, raíces, flores y cortezas.
El lugar parecía mágico por sus aromas y colores que ofrecían soluciones para todo tipo de dolencias.
Las recetas tradicionales de aquel tiempo incluían tés y cocimientos naturales para curar diversos males.
Epazote para los parásitos, árnica para golpes, gordolobo para la tos, madroño para el riñón o nopal para la diabetes. Además, el barrio se llenaba de música por las noches con guitarreros y orquestas como la Lira de Oro del señor Calixto Ochoa y la de los hermanos Mendoza.
La tragedia llegó el 20 de abril de 1925, cuando tras la proyección de la película La caída de Troya en el Cine Royal, un incendio iniciado en la caseta de proyección se propagó rápidamente, avivado por los fuertes vientos del sur.
En pocas horas, las llamas consumieron la zona comercial de la avenida Juárez, entre las calles Tercera y Cuarta Oeste.
El fuego destruyó importantes negocios de la época como el Banco Mercantil, La Gruta, la ferretería alemana de José Valerio, La Mariposa, La Victoria, y varias tiendas de origen chino y libanés.
Los bomberos lograron evitar una explosión mayor al proteger con una cortina de agua una estación de gasolina cercana.
Sin embargo, materiales explosivos almacenados en la ferretería lanzaron objetos encendidos hacia los techos de Cananea Vieja, propagando el fuego hasta el barrio conocido como El Gabinete.
A pesar de la magnitud del siniestro, solo dos personas perdieron la vida, el ciudadano chino Antonio Chu, de 47 años y el propietario de la cafetería del cine.
El incendio del Ronquillo quedó grabado en la memoria colectiva como una de las tragedias más grandes de la historia de Cananea y hoy, gracias a las crónicas compartidas por Isauro Jerez Rochín, se mantiene vivo el recuerdo de aquella noche en que el fuego iluminó el cielo de la ciudad minera.




